En la Casa de Cultura de Laredo. Jueves 17 de octubre a las 19:00

Con la presencia del autor: Alberto Vázquez Garcia

España, febrero del año 1939. Los invasores se acercaban y cientos de miles de personas huían hacia la frontera francesa bajo las bombas de los aviones extranjeros.

La noche del 27 de enero Francia abre la frontera para los civiles, el 5 de febrero para los soldados. Y en la frontera, los gendarmes separaron a las familias: hombres para un lado, mujeres y niños para otro. Era un plan para debilitarlos, un chantaje. La unidad familiar sólo se concedería aceptando volver a España.

A las mujeres y niños se los llevaron al norte. Los metieron en fábricas abandonadas, en grupos pequeños, en más de 900 lugares diferentes.

Aquel invierno fue uno de los más fríos. Los hombres, por decenas de miles, fueron arrojados a las playas del Mediterráneo, entre alambradas. Arena, cielo, viento y mar. Sin ninguna estructura donde guarecerse. Sin agua potable. O volvían a España o allí se morían. Dormían haciendo agujeros en la arena para protegerse del clima y, cada mañana, el día empezaba con las playas llenas de cadáveres.